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Hazrat Rabia Basri es una de las mujeres más famosas y veneradas de la historia. Cuando era joven, solía ayudar a su padre en su negocio. Cuando su padre murió, se quedó con una gran cantidad de deudas. Para pagarlas, decidió vender su casa. Estaba muy apegada a su casa y se dice que lloraba cada vez que tenía que dejarla.
También se dice que vendió su casa solo por el amor a Dios. Cuando comenzó a rezar a Dios, escuchó voces y pudo entender lo que le estaban diciendo. Se emocionó mucho y comenzó a llorar. La voz le dijo que si quería ver a Dios, debía ir al templo y ver el lugar donde estaba Dios. Se levantó y fue al templo. Estaba muy asustada y temerosa, pero sabía que si no iba, nunca podría ver a Dios.
Cuando llegó al templo, vio a un hombre sentado en un trono dorado. Tenía una barba larga y vestía una túnica larga. Estaba sorprendida y conmocionada de ver a Dios, pero el hombre le dijo que podría ver a Dios si sabía lo que Dios quería que hiciera. Ella entendió lo que él estaba diciendo y decidió hacer lo que le decía. Así que volvió a su casa y preparó una comida especial para Dios. Puso las cosas más valiosas en la comida y también las cosas que nunca había usado antes.
